Aquí os dejo un poquito de la historia del castillo al-Marya de nuestra localidad y unas cuantas fotos de la excursión.
El castillo de
María de Huerva se llama al-Marya
que significa “atalaya”, es de origen
árabe y se alzaba al otro lado del río, sobre un cerro ubicado a las afueras
del pueblo, en un acantilado que domina el valle del Huerva.
En el año 951 figuraba a cargo del gobernador el tuyibí
Yahía-ibn-Hasim.
La fortaleza albergó a las tropas de Abderramán III en el año 935 y
sirvió en la defensa de Zaragoza contra Alfonso I el Batallador en 1118.
Tras la conquista cristiana el castillo pasó a manos de los reyes de
Aragón, y conoció numerosos dueños. Jaime I lo cambió con Blasco de Alagón por
Morella en el año 1233. En 1348 fue sucesivamente conquistado, primero por los
unionistas y después por el ejército real, mandado por Lope de Luna. Finalmente
la fortaleza fue a parar a manos de la familia de los Fernández de Heredia que
más tarde serán los Condes de Fuentes, con quienes finalizará el dominio del Señorío
de María.
Su Castillo conserva la torre del
homenaje, “Donjon”, en lo más alto de la atalaya a la que se accede por un
pasadizo con escaleras talladas en la roca. La pequeña meseta sobre la que se
asienta la fortaleza contaría con depósitos auxiliares de agua para prevenir
los asedios y otras torres menores. Una muralla de tapial, piedra de yeso y cal
reforzaría toda la acrópolis. A continuación se organiza el poblado morisco,
que según las fuentes fue uno de los más numerosos de la vega del Huerva,
contando con 200 casas en el momento de la expulsión, es decir que habitaron
unas 1000 personas (1610). El asentamiento tuvo mayoría absoluta morisca,
durante el dominio cristiano (1118-1619).
El asentamiento islámico se desarrolla
en terrazas adaptándose a la configuración del cabezo.
En el extremo septentrional del cabezo
se localiza una muralla defensiva transversal con entrada en doble recodo para
facilitar la defensa de la localidad. Las murallas cuentan con pasadizos y
ventanas aspilleras.
También se puede visitar una
construcción sobre la vertical del río Huerva desde donde se articularía una
noria para el fácil aprovisionamiento de agua, principal problema del poblado.
Ya en la falda del cerro del castillo se
encuentra la zona de los alfares, de los que dos de ellos fueron objeto de
excavaciones arqueológicas en los años 80, por María Elisa Palomar, y que
ofrecieron abundante azulejería de arista y de la que contamos con
documentación que atestiguan de la actividad de dos moriscos de una misma
familia, Alexos de Alborxe y Jerónimo de Alborxe, apellidos que acreditan su
origen de la vecina localidad Zaragozana de Alborje, a orillas del Ebro.
Trabajaron desde 1571 a 1601 y su producción de azulejos de arista sirvieron
apr alas obras de las iglesias de San Pablo y San Miguel de los Navarros (1571,
72 y 73) y La Parroquieta de la Seo de Zaragoza (1574 y 1582). Hay que destacar
que parte de la cerámica consumida en Zaragoza y tenida hasta la fecha como del
tipo "cerámica de Muel" en realidad lo fue de María y Cadrete.
El Castillo con su asentamiento y los
alfares situados en los pies del cerro constituyen un conjunto que se completa
con la necrópolis del poblado musulmán que se localiza en el cerro que desde el
río se encuentra al Oeste del camino antes de llegar al “lugar viejo”. Es
posible que hayamos detectado la existencia del cementerio de los cristianos
nuevos en la base de la plataforma del castillo, junto a una estructura
absidial que podría pertenecer a la Iglesia cristiana del primitivo María que
anteriormente sería la Mezquita.
Por supuesto que existió en el lugar una
mezquita que el Decreto de Conversión general obligatoria de todos los
musulmanes al cristianismo de 1526 trajo aparejada la conversión de las
Mezquitas en Iglesias, sin embargo se conserva documentación de que los
mudéjares de María rehusaron ser bautizados, debiendo de interceder un emisario
del Señor de la Villa, quien les convenció de que aceptasen la Orden Real pero
“guardando el corazón para Mahoma”. Este es un ejemplo de como la nobleza
aragonesa apoyó a sus súbditos mudéjares hasta el último momento de la
expulsión.
El Lugar Viejo y su Castillo tienen la
máxima protección que las Leyes dan a un monumento: de Bién de Interés
Cultural. La naturaleza de Monumento Nacional ya fue tenida en cuenta al
recogerlo y fotografiarlo Francisco Abbad de los Rios, en su Catalogo
Monumental de España (Zaragoza, 1958).
Su grado de conservación excepcional se
debe a que tras la expulsión de los moriscos la población cristiana cambió de
localización, pasando a la orilla izquierda del río, junto al nuevo Camino Real
de Madrid y paso a denominarse María la nueva. La nueva Villa fue trazada con
regla y cartabón por un arquitecto del Señor Conde de Fuentes en el S. XVII.
Por este motivo “el lugar viejo” quedó abandonado.
El 15 de junio de 1809, una fecha
histórica para María.
En esta fecha los ejércitos español de
la zona de Levante y francés del Norte se enfrentaron en el término municipal
de María. El paisaje en el que se desarrollaron los acontecimientos ha sido el
que hemos conocido todos hasta hace veinte años, y que en la actualidad se ha
modificado de manera importante con la construcción de la Autovía Mudejar y de
la mejora del trazado de la Velocidad Alta del ferrocarril, junto al
crecimiento del Polígono industrial.
La vista de María que descubrieron los
ejércitos imperiales es la misma que vieron nuestros padres y abuelos.
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